La invención de Hugo Cabret, es una
historia escrita por el norteamericano Brian Selznick en el 2007.
La historia nos cuenta, las aventuras
de un niño de nombre Hugo Cabret, quien es hijo de un relojero, el cual es
sumamente habilidoso. Con el pasar de los años y de forma casi autodidacta, el
pequeño aprende a reparar a la perfección muchos de los relojes que su padre
también arreglaba, e incluso podía arreglar ya toda clase de artefactos, de una
manera casi mágica.
El padre de Hugo, también trabajaba
para el museo de la ciudad, arreglando algunos de los artículos que se
descomponían. En cierta ocasión, dentro de un cuarto que parecía abandonado,
encontró algo sumamente maravilloso, algo que lo dejo casi sin habla, pues
encontrar algo así, era sumamente raro. Encontró un autómata.
El autómata, estaba en muy mal
estado, y tenía la forma de un escribano, con todo y su pluma, esto despertó la
curiosidad del relojero y se propuso a restaurarlo lo mejor que pudiera, pues
el pequeño Hugo estaba emocionado por saber qué es lo que escribía aquel
extraño invento. Pero por azares del destino, mientras el padre de Hugo
trabajaba en el museo por la noche, ocurrió un terrible incendio, que termina
con la vida del relojero.
Hugo, al morir su padre, queda a
cargo de su tío, quien también es relojero y se hace cargo del mantenimiento de
todos los relojes de la estación de trenes. El tío le enseña todo lo que hay
que saber sobre el funcionamiento y mantenimiento de todo los relojes, pero
también le enseña a robar para poder
sobrevivir, ya que muchas veces esa era la única manera de conseguir alimento,
dado que el hombre era un borracho de lo peor.
Y como si el destino le jugara una y
otra vez la misma pasada, el tío de Hugo desaparece repentinamente, dejando al
pobre chico solo y sin nadie en el mundo al que acudir. Así que el chico decide
hacerse cargo de los relojes el mismo, para evitar que el inspector se diese
cuenta de la desaparición de su tío y a él lo llevaran a un orfanato.
Y es justamente en este punto, donde
comienza a hacerse la magia de la historia, pues, Hugo conoce a un personaje
muy peculiar, por accidente, claro está, o mejor dicho por ser un pequeño
ladrón y ser atrapado. Hugo conoce a un viejo juguetero, que tiene su tienda en
la estación de trenes de Paris, como todo niño, la atracción por lo juguetes es
algo que no se puede evitar, por lo que decide robar un pequeño ratoncito
mecánico de color azul. Todo iba bien, hasta que el muchacho tropieza y cae
sobre el pequeño ratón y es atrapado por el viejo juguetero.
El juguetero interroga a Hugo y hace
que saque todas sus cosas de los bolsillos, pues quiere asegurarse de que no
haya robado nada más, al principio el joven se resiste, pero por el temor de
ser entregado al inspector, accede y saca hasta la última cosa de sus
bolsillos, pero, lo que llama la atención del juguetero es un pequeño
cuadernillo, el cual, comienza a revisar y se queda estupefacto, pues está
lleno de dibujos del autómata que el adre de Hugo había comenzado a reparar, el
juguetero cuestiona sobre la procedencia del cuaderno a Hugo, pero este no le
contesta, solo quiere que se lo devuelva, pero el anciano se niega y le dice
que lo dejara irse pero conservará el cuadernillo para quemarlo como castigo y
remuneración del robo.
El escritor nos regala la oportunidad
en esta obra, de conocer y descubrir la vida de Hugo Cabret y de un artista
francés real, que incluye como parte de esta historia. El acompañar al pequeño
relojero por toda la estación hasta su cuarto, verlo sufrir, correr, llorar, e
incluso hacerla de investigador, es sumamente interesante. La historia es
llevada de manera fácil y digerible para todo el público, es sumamente
entendible solo con el texto, pero la inclusión de las fantásticas y hermosas
ilustraciones originales para este libro, le dan una secuencia tan mágica que
se entiende cada proceso de la historia sin decir una sola palabra.
Por otro lado, la densidad de la
historia podría dar mucho más, siento que en algunos de los puntos neurálgicos
de la historia, podría haberse extendido un poco más, profundizar en el
problema que papá Georges tenia consigo. Me hubiese gustado saber cómo fue, lo
que sucedió y todo con detalles, el declive de la carrera de este personaje,
pues en cierto momento se convierte en el protagonista, sin quererlo y sin
saberlo.
La poca cantidad de personajes hace
que sea más fácil de recordar los nombres y los
momentos en que cada uno aparece, tal es el caso del padre y el tío de
Hugo, la misma nieta del juguetero y amiga de Hugo, Isabelle, el joven
entusiasta de cine, Etienne, los señores Méliés o el profesor de la Academia de
Francesa de Artes Cinematográficas, René Tabard, incluso el mismo Hugo. Todos
ellos en conjunto, conforman una historia mágica que a muchos los atrapará y
que sin lugar a dudas gustara a los más pequeños de la casa, pues como he
mencionado, las ilustraciones son sumamente hermosas y le dan un toque
diferente a la lectura de los jóvenes.
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